La retórica es
una disciplina cuyo origen se remonta a la antigua Grecia. En un principio
estuvo ligada a la oratoria, pero tiempo después, y hasta el romanticismo, de
utilizó para enseñar a leer y escribir.
En torno al
siglo V a. C. comenzaron a aparecer los llamados sofistas. Estas personas,
expertas en redactar discursos con el fin de persuadir a los oyentes,
alquilaban sus servicios y afirmaban que podían defender tanto la verdad como
lo contrario. Esos sofistas continúan existiendo, se
han convertidos en abogados.
Hoy en día la
retórica se sigue utilizando como método de enseñanza, pero a diferencia de en
la Grecia clásica, se utiliza para que los estudiantes aprendan a hablar
correctamente, a defender su opinión, y en algunos casos, a persuadir a los
demás, como hacían los sofistas.
En definitiva,
la retórica es el arte de hablar.
El siguiente
discurso, fue pronunciado por Malala Yousafzai, una joven defensora de los
derechos civiles, el 12 de Julio de 2013 en la sede de las Naciones Unidas
situada en Nueva York.
Malala es una
chica de origen pakistaní, cuya notoriedad surgió a raíz de un blog que
escribió, bajo el seudónimo Gul Makai, para la BBC (British
Broadcasting Corporation). En él, contaba como era su situación viviendo bajo
el régimen talibán, cuya organización prohibió la educación a mujeres y
niñas.
Otro de los hechos que hicieron que sea mundialmente conocida fue el
atentado que sufrió en 2012, en el que recibió varios disparos, aunque
finalmente se recuperó.
En el discurso que pronuncia en
esta ocasión, defiende el derecho a la educación, especialmente el derecho de los niños y niñas;
también defiende la igualdad. E insta a los países desarrollados a que ayuden a que todos y cada uno de los niños del mundo puedan recibir una educación y en situación pacífica.
Para llamar y retener la atención de los
interlocutores utiliza un volumen de voz alto y utiliza frases cortas, haciendo
pausas entre una y otra, con la intención de que el oyente pueda hacer una mínima reflexión sobre ellas.
Una de las cosas que hace Malala es llamar a los asistentes "hermanos y hermanas" como símbolo de proximidad. Con esto hace que el público se sienta cercano a ella.
Al igual que hace Yousafzai, se debe mirar a los asistentes cuando se pronuncie el discurso, y no limitarse a leerlo como si de una obra literaria se tratase.
Malala termina su discurso con unas palabras que deben permanecer en la memoria de todos y cada uno de nosotros:
"Un niño, un profesor, un libro y una pluma pueden cambiar el mundo. La educación es la única solución."